Fabricantes y vendedores coinciden en que hicieron menos operaciones. La cámara que los nuclea habla de una baja de entre el 25 y el 30%. Las promociones, claves para mantener la actividad.
Esta temporada es, para los textiles, peor que la del año pasado. En el sector coinciden en que las ventas disminuyeron y que tuvieron que apelar a promociones para sostener la actividad, en un contexto en que al margen de los números de caja preocupa la posibilidad de que las nuevas políticas económicas permitan el ingreso de prendas del exterior a bajo costo.
Según la presidenta de la Cámara Textil, María de los Angeles Liberati, la caída de las ventas se ubicó “entre un 25 y un 30%” por debajo de las del verano pasado. “Y eso realmente es una gran diferencia, porque no es que el año pasado había sido brillante. En eso coinciden los textiles que son socios de la cámara”, comentó a LA CAPITAL.
Liberati habla de un temporada atípica. “De alguna manera se puede decir así porque ya veníamos de un diciembre difícil por las elecciones y los cambios. La gente era reticente a gastar, a pesar de que diciembre es un mes fuerte en ventas porque es cuando la gente compra los regalos”, analizó.
A manera de balance, agregó: “Enero empezó muy flojo. Los primeros siete días fueron realmente bastante catastróficos y la segunda quincena se recuperó. Las ventas nuestras van acorde con la gente que vino a la ciudad”, mencionó.
La curva ascendente que describe Liberati se asemeja a la que hizo la llegada de los turistas. En la primera quincena de enero, según datos del Ente Municipal de Turismo, hubo un 7,85% menos de visitantes que el año pasado. Después repuntó: en total, durante todo enero vino más de un millón de turistas.
Pero el fin de semana más exitoso de la temporada fue el de carnaval. “Fueron los únicos cuatro días en los que Mar del Plata se vio colmada de gente, y eso se vio reflejado en los negocios y en las ventas de nuestros locales”, comentó Liberati, que de paso elogió el calendario de feriados: “Los fines de semana son algo muy importante para Mar del Plata. No sólo en verano, sino también en invierno. La gente ha cambiado su modalidad de vacacionar. De todos modos, no alcanza para suplir la falta de ventas de lo que fue el mes de enero”.
Luis Boldrini, de Genoa Sweaters, estimó que la merma en el nivel de actividad fue de 25% en enero y de 15% en febrero. “No hablamos de los montos porque ese varía con la inflación”, aclaró.
La disminución en los ingresos de mostrador repercuten en otros aspectos. “Se hacen más promociones y se contrata menos personal, toda una serie de ajustes que hay que hacer para poder seguir adelante”, señaló Boldrini, que admitió haberse “prendido” en cuanta promoción estuviera a su alcance.
“Eso quita rentabilidad y quita trabajo. Donde había puestos de trabajo extras de verano no los hubo”, reconoció.
Marcela Fioriti, en cambio, confiesa que no se puede quejar. “Es raro, pero no me puedo quejar porque esperaba una baja mayor a la que tuve. En cantidad de unidades nada más que un 10% menos. Yo esperaba más”, dijo en alusión a las ventas en los locales de Fioriti Sweaters.
Con todo, admitió que “la gente busca más precios” y que “cuesta un poco más hacer la venta”, por lo que apeló a descuentos para las compras en efectivo.
A entender de Liberati, en Mar del Plata hay muy buenos precios de indumentaria: “Porque somos productores, porque hemos tratado de adecuarnos a la situación, hay muchas opciones para comprar una prenda. No solamente de contado, sino con el Ahora 12, que la gente sigue eligiendo muchísimo, y por supuesto con las promociones de fin de temporada, que este año comenzaron mucho antes”.
La titular de la Cámara buscó dejar en claro que cuando un negocio realiza un descuento no es porque antes, cuando lo cobraba al precio real, tenía una gran rentabilidad. “A veces nos dicen eso y no es así. De alguna manera hay que promover acciones para vender. Los tejedores hacemos las compras en función de la temporada y contraemos muchas obligaciones para pagar justamente con las ventas de enero y febrero. Al no producirse eso, se pueden presentar problemas financieros y a veces es mejor poner la prenda a muy buen precio y no pagar los intereses bancarios, porque los cheques hay que crubrirlos”, argumentó.
Pero sostener grandes promociones por un tiempo prolongado puede generar inconvenientes en el mediano plazo. “Si uno está haciendo descuentos muy importantes y los tiene que mantener en el tiempo, eso va a significar que dentro de dos o tres meses tengamos que tomar algún otro tipo de decisión como para seguir adelante. Porque el negocio tiene que funcionar no solamente rematando la mercadería”, indicó.
Mejor, nublados
Si los turistas esperan los días soleados para ir a la playa, los fabricantes y vendedores de tejidos esperan los días nublados para vender más. Pero a veces que la gente salga a caminar por la calle no implica que compre.
“El día feo siempre es mejor para la venta. Cuando está lindo, la gente se va a la playa y se olvida del mundo. El hecho de que haya algún día nublado después de varios lindos acciona para que la gente salga a caminar y pueda hacer compras. Lo que pasa es que, al haber crisis, antes la gente venía a Mar del Plata y compraba sweaters para sí mismos y para hacer regalos. Hoy para los regalos elige algo más económico, de no tanto valor como es una prenda de punto o de tela”, explicó Liberati. Y enseguida resumió su idea: “El clima es determinante pero no lo es todo. Si no hay dinero, por más que la gente salga a caminar no hace compras”.